Hace una semana, Gerado Sotelo en su columna de Montevideo comm, argumentaba que era inconveniente que la izquierda llegue al gobierno con mayoría parlamentaria.
Si por el contrario la izquierda alcanza el gobierno pero no tiene mayoría parlamentaria, deberá negociar con la oposición y conceder, seguramente, cargos en el gabinete y los entes autónomos. Una forma de cogobierno que sacará de quicio a los radicales pero que amortiguará las tensiones y aligerará la carga del poder.
Más allá de discrepar con algunos de sus argumentos, quiero detenerme en este, no para rebatirlo, sino para reflexionar sobre las premisas en las que se sustenta.
El sistema de partidos uruguayo, es de los más fuertes de América. Si se quiere hacer una comparación facilonga, puede mirarse el caso de Argentina, donde las alternancias de los gobernantes, casi siempre implicaron la aniquilación del partido o fuerza gobernante anterior. En Uruguay, sin embargo, a pesar de que el partido colorado ha gobernado la mayor parte del tiempo, y que hemos tenido varias dictaduras, el poder siempre ha estado dentro de la estructura formal de los partidos políticos.
Esta fortaleza tiene muchas razones. Una de las más relevantes es que las clases gobernantes «fundacionales» de fines del siglo 19, establecieron un sistema electoral y de integración de los organismos estatales ampliamente coparticipativo, donde el partido ganador de las elecciones, no se lleva todo, ni el perdedor se queda sin nada. Para dejar claros los conceptos, esto se expresa en la integración proporcional de los directorios de entes y órganos de contralor, así y como en la descentralización «territorial» del poder mediante la existencia de los municipios autónomos.
Este juego, que se llama «Consociational Democracy», tiene múltiples ventajas. Por una parte, le permite al ganador, comprometer al que pierde en la gestión del poder, impidiendo reproches posteriores de mayor grado. En segundo lugar, no ahorca a los mecanismos de legitimación de los liderazgos del perdedor, evitando acorralarlo en una postura de oposición dura, para mantener una identidad reconocible entre sus seguidores. Por último, constituye a los cargos públicos en disputa en una suerte de «moneda corriente», que todos los actores manejan, fortaleciendo así el sistema en su conjunto.
Este fenómeno, evidentemente, explica la arraigada cultura de clientelismo político del pais, con figuras como los «pases en comisión», completamente aberrantes para los outsiders e indispensables para la clase política. Uno puede argumentar que este es un bajo precio a pagar, si con el se compra un sistema político sano. No es eso lo que quiero discutir ahora.
Volviendo a Sotelo, el argumenta que la no obtención de la mayoría parlamentaria, que ya está confirmada, obligaría al EP a negociar con los demás actores políticos sus medidas, para poder aprobar las leyes que las hagan posibles. Para ello debería pagar con la «moneda» de cargos públicos en entes, ministerios, etc. Esto último es dicho casi al pasar, como dando por sentado que un acuerdo político, implica inevitablemente, una retribución en cargos públicos.
Esta «confusión» entre coalición y cogobierno es lo que quería dejar en evidencia en este post. En Uruguay tenemos esos dos conceptos muy mezclados, y además hay un tercer elemento que también se encuentra usualmente entreverado con ellos, que es el de acuerdo electoral. Los partidos tradicionales nos dieron sendas clases de lo distintas que son esas cosas, con sus coaliciones, acuerdos electorales y cogobiernos de los últimos 10 años.
Lo otro que nos mostraron, es qué sucede si el mecanismo de inclusión de la oposición en las estructuras del poder deja de funcionar: se acorrala al adversario, dejándole como única salida el obtener una mayoría absoluta. Yo estoy convencido de que, especialmente los colorados, equivocaron la estrategia con el FA. Si le hubieran «dado vida» como hicieron con los blancos durante 170 años, incluso dejando que las elecciones las gane la izquierda alguna vez, ahora no serían solamente el 10% del electorado y sobre todo, no tardarían tanto en volver al poder, como vaticino que tardarán.
En cualquier caso, al cambiar el poder de manos, especialmente al pasar a un actor que no ha tenido muchas chances de jugar de este juego de gobierno coparticipativo, los mecanismos que regirán las relaciones de los partidos, mediante cogobiernos, coaliciones y alianzas electorales, van a ser distintos a los que estamos acostumbrados. Tal vez, en 10 años, no los confundiremos más, o lo haremos con otras cosas.
Concuerdo contigo… los proximos 5 años decidirán o no una larga permanencia de la izquierda en el gobierno de este país… tengo muchas ganas de «echarle un vistazo al 2010» !! … pero bueno, deberán pasar 5 años…
El comentario anterior no es anonimo, es mio !!!!! (nyquist)
No vale hacerse el inteligente a costas de Sotelo. Es burro, parcial y muy mal periodista.
No existís Sotelo !!!!!!
…cuando la alternativa es Traverso….. Sotelo merece el Pulitzer.
Sin dudas el más profesional es Aldo «peraloca» Silva.
A mi sotelo no me parece tan mal periodista. Y definitivamente, la parcialidad no es un defecto en uno.
Ya no hay que leer la parte de atrás del Diario para divertirse… que lindas épocas que se vienen :)
Sanguinetti apuesta a la «calidad» de los legisladores colorados más que a la «cantidad»
Es lo que yo digo, hay que exigir que los legisladores vengan con certificación del LATU.
F, Sotelo es el peor !!!
Es un buen punto de partida para tenerlo de referencia y analizar lo que pase en estos próximos años.
En cuanto a Sotelo, es un símbolo que para los tres canales ,el FA sigue siendo un partido minoritario.
Esto también es un tema a seguir en estos próximos 5 años-
Si, todo mal con sotelo y de lo que viene,.. no es los proximos 5 años, la cosa se define en los proximos 8 meses, en como se transforman los innumerables espacios de poder que hay en el estado a todos los niveles y que para mi definen mucho mas que las bancas parlamentarias, ellas son solo herramientas con certa posibilidad de control de donde realmente se corta el pescado. El rumor es que el FA se va a jugar todas las fichas y poner a su mejor gente a laburar a full, vamo a ver que pasa con eso. Por ultimo, no le des tanto color, de cierto modo decir que tenemos «una democracia sana» es mas o menos como decir que Zona Urbana es un ejemplo de periodismo independiente y serio, no te comas la pastilla, yo al país de los tuertos tampoco lo quiero, no me alcanza.
Con respecto a «la transición», noto, con algo de inusitada esperanza, que hay mucha gente con ganas de mostrar lo que tiene para ofrecer… y eso pudede ser lo que incline la balanza hacia un «buen comienzo», simpre que el FA sepa capitalizar esas ganas de poner el hombro. Creo que debeben proponerselo conscientemente, no les va a salir de casualidad eso.
Y de ninguna forma dije que tenemos una democracia sana, dije que tenemos un sistema de partidos fuerte… que es otra cosa :)
oops.. donde dice «una democracia sana» debe decir «un sistema politico sano» como si dice en el post