Saliendo del espacio Schengen

A Praha llegamos desde Berlín, por tren, como a casi todos lados. El convoy estaba compuesto principalmente de vagones húngaros, ya que el trayecto completo de su viaje terminaba en Budapest.

Por un azar de las reservaciones de asiento, nos tocó uno de fumadores, cosa que molestó a mi compañero de viaje, especialmente porque el veterano que compartió el asiento con nosotros hasta Dresden no paraba de pitar unos puritos bastante hediondos.

Es probable que la llovizna que nos acompaño, más esas dos cosas, el primer vagón no alemán de la travesía y la fumata aledaña, acentuara la aprehensión que me acompañó todo el trayecto.

Pongámonos en perspectiva, hacía menos de diez días que habíamos salido de casa, y acabábamos de acostumbrarnos a Alemania, el alemán, los euros, y especialmente, a nuestra condición de viajantes. La idea, entonces, de ir a una ciudad dónde se hablaba un idioma completamente desconocido, donde deberíamos manejar una moneda distinta y por sobre todas las cosas, donde debíamos interactuar con gente que imaginábamos con ganas de ventajearnos (aún a sabiendas de nuestros prejuicios) me resultaba muy poco atractiva. Aún así deseaba ir a la República Checa, precisamente por todo eso.
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Acróbata del camino

Juan Pablo Villarino es un marplatense que recorre a dedo «Europa, asia y las tres américas»
Hace unos días vi el link en Montevideano, y no he podido parar de leer el sitio, a pesar de lo extenso de cada post.

Yo creia que era capaz de semejantes insolencias solo en paises inofensivas como Eslovenia o Hungria. Aun asi, me encontre dando mis primeros pasos en Iraq/Kurdistan de noche, sin dinero local, y con un mapa bajado de internet. Con que autoridad moral voy a retar a mis hijos cuando quieran tirarle petardos al perro del vecino?

Brasil a punto de adoptar el estándar japonés de TV digital

Brasil a punto de adoptar el estándar japonés de TV digital
Falta la ratificación de Lula, pero todo parece indicar que es un hecho.
No hace falta que reitere la importancia de semejante decisión, que está motivada entre otras cosas, por a quién se le pagan los royalties por la fabricación de los receptores y demás componentes.
Ya que estamos, Multicanal (ex TVC) saldrá con 60+ canales digitales en unos meses, dejando de transmitir en sus actuales frecuencias, abriendo por primera la competencia real en el mercado de la televisón por abonados en Montevideo, y digital.

Dos churrascos por día

Hace un par de días leí este artículo acerca de los hábitos alimenticios porteños, desde el punto de vista de un polaco-yanqui (pintor, programador y escritor) que vive en Buenos Aires.

Me quedé pensando si colgarlo acá o no, por ese pudor que el mostrar una debilidad provoca, y yo sin dudarlo, veo como una flaqueza mi fascinación pueblichiquense hacia toda visión extranjera de cosas que considero propias. Luego reflexioné que esa característica no es solamente mía, sino que por el contrario resulta una de las cosas que tengo en común con una buena parte de los habitantes de este lugar, cosa que no hace nada para subsanar mi defecto, pero no me molesta mostrárselo a los que lo comparten. (Pst!, por el final del texto se menciona la obsesividad de los ritos Uruguayos al tomar mate)

Además está bien escrito y tengo algunos comentarios.
Lean el artículo y discrepen conmigo.

Por un lado, entiendo perfectamente su entusiasmo por la carne que se come en Argentina, que es sin duda alguna, de muchísimo mejor calidad que la consumimos acá. La explicación es simple, nosotros nos lastramos el sobrante de la exportación, y ellos exportan el sobrante del consumo interno (y ahora ni eso;) Pero basta con ir a cualquier bolichón bonaerense y pedirse un bife de chorizo para comprobar este hecho.

Es evidente, sin embargo, que el flaco centró su descripción/análisis en la comida de bar/restaurant y no tomó demasiado en cuenta las costumbres alimenticias hogareñas y que su visión es eminentemente porteñocéntrica, cosa que queda en evidencia al dejar fuera de su enumeración gastronómica todas las clases de guisados y platos locales de las diferentes zonas Argentinas (locro, humita, hmmm), así como el hábito de la pasta y demás platos caseros que compartimos por influencia española e italiana con nuestros ahora enemigos papeleros.

A pesar de eso, hay que concederle que su «master menu» Argentino es perfectamente correcto, y que acá podríamos corregir sacando las empanadas, y agregando chivitos y panchos. A mi no deja de darme bastante rabia que cada vez que voy a comer por ahí, termino comiendo más o menos lo mismo, y mucho más rabia me da el hecho que te cobren como si estuvieras comiendo en un restaurant, cosas que en realidad son minutas pedorras, como el chivito o la milanesa napolitana. (Rara vez voy a restaurants en serio, pero los precios son sorprendentemente similares a los de la recontrahiperchorra Pasiva y demás copycats)

Otra coincidencia con el Maciej, es el tema del café y el dulce de leche. Comprar buen café en un supermercado de Uruguay es incluso más dificil que en Argentina (la única marca de café tostado en las góndolas locales, es de ese país). Recuerdo como todo nostálgico local, el aroma de los Manzanares, pero si no me equivoco, solamente en la Tienda Inglesa (bow) central se puede comprar café recién molido o en granos, fuera del Palacio del café.

Y sí, el dulceleche me parece demasiado dulce, aunque igual se nota que este pibe no creció comiendo eso desde chico, cosa que explica su aversión (yo de vez en cuando puedo comer una cucharada, dudo que él si).

Por último, quería mencionar una cosa acerca del análisis que hace del mate y su forma de consumo. Yo varias veces me pregunté qué pasaría si se tomara mate en yanquilandia, y mi respuesta fue siempre similar a las ideas que el «sentido común» de este pibe le indicaron. A nosotros ya nos parece inverosímil la existencia del «mate listo» Argentino, pero imagino que en otros lugares habrían convertido el hábito, por la fuerza del márqueting, en algo mucho más ready-to-go. Y tendríamos nuestras cadenas a la Starbucks, dónde tomarse unos mate y masticar una tortafrita o dos corasane de camino al laburo. Sin mencionar la invención del mate spill proof, los termos con sun incorporado y a baterías, y no me hagan hablar del diseño de las materas.