Piques neoyorquinos

Mi amigo Tom esta por terminar su aventura europea, y de camino a casa, pasará por USA, recalando entre otros lugares en Nueva York (En las tiendas de curiosidasdes hay remeras que dicen eso, «Nueva York», me costó caer en la cuenta de su hispanidad). Entonces, sabiendo que yo estuve por ahí hace algo asi como un mes (!), me pidió que le tire algunos piques, cosa que hago por blog, para que los aproveche quien quiera.

Es muy inteligente hacer los deberes antes de ir a Manhattan para poder aprovecharla a tope.
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«We love surfers»

Escondido detrás de los movimientos reflejos de encender un cigarrillo, lo observé estudiar mi expresión al hacerlo. Era raro sentirme el centro de una mirada, después de tantos días de interactuar con gente sólamente por razones sumarias. Seguramente en unos instantes vendría a decirme algo, es muy raro que alguien mantenga contacto visual porquesí en aquel lugar.

No le di tiempo, me había detenido en esa esquina solamente para eso, por lo que continué mi camino hacia la plaza. Era ahí donde quería sentarme a fumar aquel incómodo sin filtro, escuchando al contrabajista y mirando pasar la gente.

La gente, y bueno, tal vez la temperatura del aire, era casi lo único que me atraía de manhattan por las noches. Los yanquis, a diferencia de nosotros y los europeos, no iluminan cosméticamente a los edificios, por lo que el protagonismo recae en los actores, dado el involuntario minimalismo de la escenografía.

Después de unos 15 minutos, y de una extraña y breve conversación con un negro obeso que me pidió unos dólares para comprar su medicina contra el sida, luego de decirme que a pesar de parecerle «straight» le parecía «cute», y de que el cantante terminara todas sus botellitas de agua, enfundara su contrabajo y se fuera a casa con sus, calculo que 50 dólares, desandé mis pasos y volví a intentar perderme entre las callecitas del Village, sin suerte.
Es casi imposible perderse en ese damero.

El ambiente era interesante. El semestre estaba por empezar y todos los estudiantes de la omnipresente NYU se reencontraban con amigos y lugares, aprovechando el calor que tanto echarán de menos en unos meses. Extrañamente no me sentí ajeno a ese humor colectivo. A pesar de que estaba participando simplemente como observador, y que dentro de 24 horas estaría ya rumbo a casa, la sensación de outsider que me asaltó por momentos, y siempre de improviso, me dio una tregua esa noche.

«We love surfers» escuché que decían, un segundo antes de entender que me lo decían a mi, con el objetivo de persuadirme de asistir a un student stand up commedy show, two drinks minimun, just one block away, begins in thirty minutes. Luego reparé en mi remera, y entendí por donde venía. Tomé el flyer y seguí caminando.

Esa noche no tomé el subte hasta chelsea. Caminé, vi como desaparecían primero los estudiantes, luego la gente, para, al cruzar una calle, la 16 calculo, encontrar a todos esos restaurantes atiborrados de gente y los pubs gay desbordantes de alegres parroquianos, hasta llegar al hostel, conversar por última vez con el último par de recién conocidos room mates (koreano y japonés, esta vez) y dormir la última noche en manhattan.

La única en que me costó conciliar el sueño de las 70 del viaje.

Nada

Simplemente quiero no escribir nada acerca de esta pelotudéz, que solamente demuestra lo pueblerino de la sociedad local. Y digo esto a pesar de estar preparando alguna cosa sobre las ínfimas diferencias que ahora, después de mi modesto viaje, percibo entre nosotros y el resto.

Craig Barret en Montevideo

Craig Barret, presidente de Intel Corp, estuvo ayer 19 de setiembre de 2005 en Montevideo
Dio una conferencia en el Radisson y se entrevistó con Nin Novoa, aparentemente debido a un programa de venta de PCs promocionado por el Estado.
Según me informaron telefónicamente en la CUTI, el evento fue organizado por ProspéritasCP e InCoSA.
(Me resulta increíble que la nota de Observa, de un evento local, tenga como origen AFP)