Dallas

No me queda claro el porqué, pero en las pocas horas que llevo de viaje varias cosas ya han llamado mi atención. Cosas que presumo, no deberían hacerlo.
Puede que ahora esté más pendiente o sensible a lo que veo, por el objetivo implícito de registrarlas, como hago en este momento. O simplemente suceda tal vez que al haber desaparecido hace años la novelería de los aeropuertos y aviones.

Da igual.

El punto es que pequeños detalles como el hecho de que, en Dallas, el personal del aeropuerto sea mayoritariamente over 45 y en Ezeiza, por el contrario, todos tuvieran la edad y el aspecto de modelos salidos de una revista para adolescentes, logran fácilmente ganar mi atención sobre las otras cosas que ocupan mi mente ahora.
Ojo, no es mucho mérito eso, porque las otras cosas incluyen solamente los clásicos quemes de un viaje, como cuando lograré desconectarme de MVD, o en cual bolsillo de la mochila puse el pasaporte.

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