Esta debe ser una de las mejores palabras que escuché ultimamente, capotreno, no me canso de repetirla.
El tren, il treno, der Zug, me llevó de Verona a la cuna del Kitsch, mi casa, Monaco di Baviera, München, Múnich. Y qué mejor lectura para ese trayecto que la deconstruccion del mal gusto, por el mismísimo Eco.
Apocalípticos e integrados es uno de esos libros indispensables, de esos que no tengo idea de porqué demoré tanto en manotiar.
Como notarán, el abra sigue mutando, la cosa viene de posts más espaciados, y menos links, así será por ahora, sepanlón.
Aber, sigan atentos al flog.